Un sabio llegó a la ciudad de Akbar, pero la gente no le dió mucha importancia. El sabio sólo consiguió reunir a unos pocos jóvenes, mientras el resto de los habitantes se reía de su trabajo. Paseaba con su pequeño grupo de discípulos por la calle mayor, cuando un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En lugar de fingir que no se daba cuenta, el sabio fue hacia ellos y los bendijo.
Al irse de allí, uno de sus discípulos comentó: "Te dicen cosas horribles y les respondes con bellas palabras". El sabio respondió: "Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene".
Fuente: Testigo Silencioso
2 comentarios:
Hola Sandrita, mucho gusto en saludarte nuevamente, este texto que has publicado me gusta mucho y me tomé la libertad de incluírlo en el maratón de blogs.
Sale publicado el 5 de agosto.
Saludos y sigue adelante.
Hola Pepe! Oye, gracias por la notificación, que interesante eh!
Éxitos con el Maratón!
Saludos!
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